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Priones, un nuevo punto de vista para dar luz a la enfermedad de Alzheimer

Priones, un nuevo punto de vista para dar luz a la enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer fue presentada por primera vez por el neurólogo y psiquiatra alemán Alois Alzheimer, quien describió el caso de una mujer de 51 años cuyos síntomas no coincidían con ninguna de las enfermedades conocidas hasta entonces. La paciente se llamaba August Deter, fue internada en un hospital para enfermos mentales de Frankfurt en 1901, donde conocería a Alzheimer. En un primer momento, la paciente fue diagnosticada con demencia presenil por el neurólogo alemán. Sin embargo, debido a la progresión de sus síntomas y, en concreto, a la agresiva pérdida de memoria que presentaba, Alzheimer decidió llevar a cabo un estudio más en profundidad incluso tras el fallecimiento de la paciente. El neurólogo alemán presentó finalmente el caso de August Deter en 1907 con la publicación de su artículo “Sobre una peculiar enfermedad de la corteza cerebral” (del alemán, “Über eine eigenartige Erkrankung der Hirnrinde”), de ahí que la enfermedad lleve su nombre.

La enfermedad de Alzheimer se define como una patología clasificada dentro del grupo de las demencias, siendo considerada en la actualidad como el desorden neurodegenerativo más común. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa debido a sus síntomas: la pérdida de memoria, las alucinaciones o el deterioro de la función social de la persona afectada. Que derivan de la muerte de las neuronas del sistema nervioso central que regulan estas funciones.

Si bien se han descrito casos de Alzheimer familiar, es decir que el desarrollo de la enfermedad viene determinado por la alteración de determinados genes, las causas son de tipo idiopático (el más común) siguen siendo aún una incógnita para la comunidad científica. Sin embargo, sí que han sido descritas algunas características moleculares sobre esta enfermedad.

Alois Alzheimer, analizando el tejido cerebral post mortem de la paciente August Deter, describió la presencia de unos acúmulos de proteínas y estructuras fibrosas que podrían estar relacionados con la muerte de las neuronas. En la actualidad se sabe que los principales culpables de esas estructuras son el péptido beta amiloide (βA) y la proteína tau. Estas proteínas, en condiciones normales, van a contribuir al correcto funcionamiento de las neuronas y las sinapsis (conexiones nerviosas entre neuronas). Sin embargo, en la enfermedad de Alzheimer, sufren una serie de alteraciones que provocan su incremento y acumulación en los pacientes, llegando a ser tóxicas para el organismo.

Representación gráfica de las diferencias entre un cerebro sano (derecha) y un cerebro de una persona con enfermedad de Alzheimer (izquierda). Dada la muerte de las neuronas en las personas enfermas, el cerebro de los afectados pierde volumen en comparación con el de las personas sanas.

Representación gráfica de las diferencias entre un cerebro sano (derecha) y un cerebro de una persona con enfermedad de Alzheimer (izquierda). Dada la muerte de las neuronas en las personas enfermas, el cerebro de los afectados pierde volumen en comparación con el de las personas sanas.

La afectación del sistema nervioso de los pacientes con Alzheimer se produce de forma gradual, es decir, la patología se disemina por el sistema nervioso siguiendo un patrón predecible que ha permitido medir la gravedad de las lesiones. Por ejemplo, entre 1991 y 2006, los científicos alemanes Heiko y Eva Braak junto a su equipo desarrollaron la escala de I a VI para evaluar la gravedad de las alteraciones y los acúmulos (depósitos neurofibrilares) de tau en el sistema nervioso de los pacientes (siendo I el estadio más leve y VI, el más severo).

Una de las posibles explicaciones sobre la diseminación de las proteínas defectuosas y el avance de la enfermedad de Alzheimer por el tejido cerebral es la hipótesis prionoide.

Los priones son considerados agentes patógenos. Se trata de proteínas cuya estructura se ha visto alterada, el organismo no puede procesarlas y se acumulan, resultando tóxicas para el organismo. Su primera aparición fue en 1982, cuando el médico estadounidense Stanley Prusiner describió las características del conocido como scrapie agent, el cual había sido descubierto después de que ovejas sanas hubieran caído enfermas de encefalomielitis ovina tras su vacunación con un licuado de tejido de ovinos enfermos. Una de las características más relevantes de los priones es que su “reproducción” se basa en influir sobre otras proteínas sanas: inducen la modificación de su estructura para que adquieran la forma priónica y así diseminar la enfermedad por el organismo.

Mediante diversos estudios se ha descubierto que, tanto βA como tau en sus formas defectuosas, podrían ser capaces de influir sobre la estructura de otras proteínas βA y tau “sanas” haciendo que adquieran también una conformación defectuosa y formen las estructuras tóxicas anteriormente mencionadas. Así, el predecible patrón de distribución de las placas amiloideas y de los depósitos neurofibrilares durante el desarrollo de la enfermedad podría explicarse si se considera que tanto βA como tau tienen un comportamiento prionoide.

En los estadios de Braak I-II, la acumulación de la proteína tau defectuosa (depósitos neurofibrilares) es leve y comienza en una región determinada del sistema nervioso; en los estadios de Braak III-IV, los acúmulos comienzan a ser más graves y, gracias a la capacidad de la proteína defectuosa de llegar de unas neuronas a otras y de alterar proteínas tau sanas, se disemina por otras regiones; finalmente, en los estadios Braak V-VI, los acúmulos de tau abarcan todo el sistema nervioso.

En los estadios de Braak I-II, la acumulación de la proteína tau defectuosa (depósitos neurofibrilares) es leve y comienza en una región determinada del sistema nervioso; en los estadios de Braak III-IV, los acúmulos comienzan a ser más graves y, gracias a la capacidad de la proteína defectuosa de llegar de unas neuronas a otras y de alterar proteínas tau sanas, se disemina por otras regiones; finalmente, en los estadios Braak V-VI, los acúmulos de tau abarcan todo el sistema nervioso.

La hipótesis prionoide, por tanto, podría arrojar algo de luz para comprender la forma en que la enfermedad de Alzheimer avanza. Sin embargo, aún es necesario una investigación más profunda para esclarecer algunas cuestiones que quedan sin resolver y determinar cuáles son realmente las causas de esta patología neurodegenerativa.


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Autor Carmen Soriano Herrador

Soy Bioquímica, con un Máster en Biomedicina Experimental. La Neurociencia ha sido un tema que me ha fascinado desde siempre. Por ello, me siento orgullosa de decir que, actualmente, me encuentro realizando mi tesis doctoral enfocada en el estudio de la enfermedad de Alzheimer en el grupo de Neuroplasticidad y Neurodegeneración (UCLM).


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